miércoles, 13 de octubre de 2010

Blanca Almeida - reflexiones

1.- Efectos de las incongruencias del ser
Al decir algo y luego contradecirlo o desdecirlo con el actuar causa una confusión en los demás. Pudiendo dar la impresión de hipocresía, falta de carácter, volubilidad, carencia de posición ante la vida…

El ser congruentes en pensamiento, expresión y acción nos da autenticidad, claridad y credibilidad ante nosotros y ante los demás.

2.- Perfección no es sinónimo de aceptación ni de igualdad ni de superioridad.
Puedes manejar una auto perfección pero no esperes controlar a otros cuando convives con ellos. La época en la cual las mujeres teníamos que probar a la sociedad nuestra capacidad quedó atrás.
Relájate, permite la interacción y el mutuo aprendizaje.
Talvez te percates que ¡no sabes actuar de otra forma! y preguntes ¿Qué otras formas de interacción existen?


3.- Recordando la canción de Penélope de Juan Manuel Serrat, en la cual él le promete volver y ella lo espera en el mismo andén y a la misma hora.
Cuando finalmente al pasar de mucho tiempo él llega, Penélope le dice que no es aquel que esperaba.
¿Entonces que esperaba, que no pasase el tiempo? ¿Qué él no envejeciera? ¿Qué fuera el hombre que soñó?
Me surge la pregunta si todavía habemos mujeres que seguimos esperando al hombre indicado, al príncipe azul.
Esta idea la cual hemos comprado sin cuestionarnos “el hombre indicado vendrá por nosotras”.
Y cuantas mujeres estamos sentadas esperándolos y no hacemos otra cosa mas que esperar.
Cada hombre que conocemos tiene en su frente la interrogante “eres el indicado”.
El indicado para que....
¿Para que nos brinde felicidad?
¿Para que nos mantenga?
¿Para finalizar esta búsqueda y cumplir con nuestra función y objetivo que dicta la sociedad?
Es un camino bastante jodido para la mujer.
Nos sitúa como entes sin decisión, ni voluntad y completamente a la vera del “hombre indicado”.
Pero imaginen que no llega “aquél “entonces ¿esta vida no tiene sentido?
¿Por qué colocamos nuestra felicidad y anhelos en el hombre?
Se han puesto a pensar que la felicidad es lo que cada quien hacemos de nuestra vida.
El sentir que tú puedes tomar las riendas de tu vida sin esperar a que alguien lo haga por ti, puede causar dos sensaciones
• De liberación al saber que esa espera no tiene que ser.
• De miedo al tener que enfrentarnos a nuestros logros y fracasos siendo nosotras responsables de ambos.
No le corresponde al hombre hacernos felices, sino a nosotras mismas a través de nuestro actuar, pensar y sentir.
E imaginen el peso tan grande que se le ha dado al hombre “hacer feliz a la mujer”. Si de por si ya es difícil saber lo que uno desea.
Penélope se quedó sentada esperándolo y no vio más allá de su entorno.
Muchas pensaran que la espera de Penélope vale la pena.
Entonces talvez la idea de seguir esperando a que el otro nos de la felicidad es vigente.
¿Tu qué piensas?

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