sábado, 11 de septiembre de 2010

No caigas en la cárcel de los vicios

El hombre puede caer en la profundidad de un calabozo sin rejas, del cual no podrá salir nunca. Puede ver desde el fondo la luz de la libertad, pero sentirá que grilletes invisibles lo jalan cada vez más a las cloacas del dolor, de la inseguridad, de su propia destrucción.

Esas férreas tenazas que arruinan su existencia y le corroen el alma, son dos vicios letales: las malditas drogas y el alcohol. ¡Jamás! Ni por curiosidad ni por demostrar falsa hombría, permitas que te arrastren a su infierno terrenal y destruyan tu vida y la de tu familia.

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